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Andrea Casarrubios, caminante de las cuerdas y los mundos

Andrea Casarrubios

Andrea Casarrubios, violonchelista, pianista y compositora.

Me levanto como un domingo cualquiera. Salgo a desayunar con mi padre, ritual que ahora solo puedo hacer los fines de semana. Hace tiempo que no echo un vistazo a la sección de novedades de música clásica en iTunes y decido curiosear al regresar a casa. Por diversas razones, me llaman la atención tres cedés que han salido en febrero de 2019: el pianista Kirill Gerstein interpreta el Concierto en do mayor, opus 39, de Ferruccio Busoni (1866-1924) en el sello Myrios Classics; una tal Camille Pépin, una joven compositora francesa de quien no he oído hablar antes, aparece en la portada de Chamber Music (Música de cámara), un cedé del sello Elegant People; luego veo la portada de otro cedé, en el sello Odradek Records, de la que me llaman la atención el título, Caminante, y el nombre Andrea Casarrubios, que jamás antes había oído. Indago un poco por la Internet. Descubro que Andrea Casarrubios es una violonchelista abulense —también estudió piano— y que, además, ha hecho composición con nada más y nada menos que… ¡John Corigliano! De hecho, las obras de Caminante las ha escrito ella. Leo en alguna página digital que nació en San Esteban del Valle, en 1988, y que se crió en Arenas de San Pedro. Al leer “Arenas de San Pedro”, me acuerdo de la piscina de agua natural y gélida a la que mis padres me llevaban de pequeño y a la que luego he acudido en alguna ocasión de mayor —¡quién sabe si hasta en alguna ocasión me cruzara con Andrea cuando era pequeña!— en la capital del Valle del Tiétar. También leo que Andrea Casarrubios triunfa en Estados Unidos y que está afincada en Nueva York. El caso es que, bien sea por el recuerdo de aquella piscina de mi infancia o bien por el título del cedé, Caminante, o porque sencillamente me llama la atención el nombre español de una mujer, Andrea Casarrubios, que se labra una prestigiosa carrera profesional en el mundo anglosajón, decido solicitar la amistad de Andrea por Facebook y adquirir el cedé de marras. De hecho, ahora estoy escribiendo estas palabras mientras escucho Caminante.

La primera obra es la que da título al cedé, Caminante, escrita en 2014 para violonchelo y coro, y basada en el conocido poema de Antonio Machado (1875-1939): Caminante, son tus huellas el camino y nada más… Comienza esta obra con el canto del violonchelo, como un lamento quizás, como si Andrea caminara sus dedos por las cuerdas de la melancolía creando una bella melodía a la que luego se une un coro que canta los versos de Machado. En el libreto que acompaña a esta grabación, leo que la obra está dedicada a Alicia Rodríguez Blanco quien, al parecer, enseñó y acompañó a Andrea en su formación y viajes por el extranjero.

La siguiente obra es Speechless (Sin palabras) compuesta para duo de chelo y percusión (vibráfono, platillo y marimba). Comienza la obra con el suave sonido del vibráfono al que más tarde se une el chelo en las cuerdas graves. Es un viaje que comienza por el final y que intenta responder a la siguiente pregunta: ¿qué es tener voz? Andrea pretende que esta obra sea una experiencia basada en la discusión entre las voces internas de cada ser, atendiendo a esa máxima de que nunca se visita el mismo lugar dos veces. En esa búsqueda del centro vital, uno va destapando las capas del lienzo de la vida para descubrir la esencia. Garret Arney es el percusionista que en Speechless viaja hacia la esencia dialogando con las cuerdas y el arco de Andrea Casarrubios.

En Crisol, Andrea Casarrubios muestra también su buen hacer y exquisita musicalidad al piano. Se trata de una improvisación basada en motivos de la Sonata n.º 39 de Haydn (1732-1809). En palabras de la propia artista, estas improvisaciones comienzan con mi propio lenguaje de armonías y texturas, que pronto se funden en un mundo musical del Romanticismo, pasan por un momento jazzístico y continúan para desvelar la pureza y sencillez clásica del segundo movimiento de la sonata de Haydn, que está unido armónicamente con el último movimiento del mismo. De hecho, la obra que sigue a Crisol es el Finale de la sonata de Haydn; ambas se funden como si de una sola hermosa obra se tratara.

A continuación llega Maktub, un trío para violonchelos que Andrea escribió, mientras vivía en Los Ángeles, para el VI Festival Luigi Boccherini de Arenas de San Pedro. En Maktub, los chelistas Thomas Mesa y Ismar Gomes acompañan a Andrea Casarrubios por otro viaje musical impregnado de culturas diversas de Asia, América, África y Europa. Maktub termina con una referencia al último movimiento de la Sonata opus 109 de Beethoven (1770-1827). Andrea dedica esta obra a sus padres. ¡No estarán orgullosos ni nada los padres de esta fabulosa artista!

La última obra es La Libertad se levantó llorando, un duo para violín y chelo que Andrea escribió a petición de la violinista Emily Daggett Smith, quien también la acompaña también en esta grabación, basándose en el poema homónimo de Pablo Neruda. El violín y el chelo dialogan en un llanto musical lleno de la agresividad y vulnerabilidad de las palabras de quienes luchan por la libertad en el mundo. En un momento de la obra se oye una voz de mujer —supongo que la de la propia Andrea— que recita el poema de Neruda.

Con este cedé, Andrea Casarrubios ha logrado demostrar su gran sensibilidad artística y humana y que ella misma es caminante de las cuerdas y los mundos acercando con sus dedos e imaginación compositiva la música y la emoción a los oídos de las gentes que habitamos este planeta llamado Tierra. Silencio, no hay música, se hace música al escuchar.

Michael Thallium

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