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La asignatura de religión

religion-1046876_960_720Allá por 2004 escribí un artículo sobre la asignatura de religión que he releído en los últimos días para comprobar que, a pesar del paso de los años, anduve acertado en mi análisis y resulta tan válido entonces como ahora. Vaya por delante que mi conocimiento de la religión es “pagano”. En España, este asunto no ha dejado de estar de moda y suele reavivarse con cada enésima reforma educativa promovida por el Gobierno de turno. Hablo de la religión como hecho mundial —el conjunto de religiones—, aunque no tendré más remedio que singularizar ese vasto concepto y referirme al catolicismo. De antemano, expreso mi respeto por todas las personas que, independientemente de su confesión religiosa, son creyentes o practicantes, es decir, por todas aquellas personas a quienes las distintas religiones les hacen vivir mejor o ser más felices.

Yo he sido educado en un ambiente católico bastante flexible. Mis padres me inculcaron valores católicos, pero jamás me impusieron ninguno. De hecho, cuando llegó el momento de confirmar mi fe, de cumplir con el sacramento de la confirmación, no lo hice por una razón obvia: no tenía fe cristiana y, por consiguiente, menos aún católica. Creo que para mí fue bueno crecer cristianado, bautizado. Mis progenitores consideraron que eso era lo mejor para mí, es más, yo creí que esa era la única y verdadera religión del mundo. Al ir tomando uso de razón, fui formándome una opinión acerca del catolicismo y cuando llegó el momento, no solo no me confirmé, sino que me aparté del catolicismo como hecho religioso y pasé a comprenderlo como hecho histórico o cultural.

Curiosamente, desde pequeño me he sentido más atraído por la idea de dios que por la existencia de Jesucristo. Dicho de otro modo, no necesitaba la figura del Nazareno para explicar y entender mis creencias o mis valores. El cristianismo es una religión muy extendida en el mundo e igualmente lo es el islam. A pesar de las diferencias que existen entre ambas, lo cierto es que ambas coinciden en que el origen, lo que se conoce como el antiguo testamento o las historias que en él se cuentan, es el mismo. Los cristianos, en esencia, diosifican a su profeta y los musulmanes hacen lo propio con el suyo. Dos profetas: Jesús y Mahoma. Dos religiones igualmente hermanadas o enfrentadas históricamente.

Opino que toda religión que se impone sin dar opción a que uno piense por sí mismo y pueda disentir si así lo siente es mala. No soy católico ni musulmán ni judío ni hinduista ni budista… En otras palabras, no profeso ninguna religión. Soy intrínsecamente pagano y laicamente respetuoso con quienes profesan algún tipo de religión. Eso no quita que sea profundamente creyente en el conjunto de mis creencias y que las modifique o me deshaga de ellas cuando impiden mi crecimiento personal. Soy esotérico, muy interior, espiritual, si se prefiere. No me refiero al esoterismo como la mayoría de las personas lo entienden: la actividad de adivinadores, magos, brujos, echadores de cartas y demás caterva lucrativa y turba televisivoestúpida. Me refiero al hecho individual de darse cuenta de sí mismo, de ser consciente de ese conocimiento e intuición interiores propios del Ser humano. Me pregunto cuál sería el resultado de la impartición de una asignatura que fuese algo así como “Amor por el conocimiento” o “Amor por la sabiduría”.

Opino que en los países de tradición cristiana —en España, concretamente, católica— se debe impartir en las escuelas una asignatura que verse sobre la religión católica y la historia de las religiones. Para poder juzgar y formarse una opinión sobre cualquier cosa en la vida, hay que conocer lo que se tiene entre manos. Y no cabe duda de que el catolicismo en España ha tenido un papel histórico trascendental.

Parece que si eres progre debes estar en contra de la enseñanza de la religión en las escuelas y si eres conservador debes defenderla con cuchilla y diente. Izquierdistas y derechistas (o izquierdistas neutralmente centristas y derechistas centralmente neutros) se enciscarán en una discusión tan añeja como retrógrada alimentando el brasero de los tópicos de la España del siglo pasado. Aprender una religión (porque en la escuela no se puede hacer más que aprender) puede ser muy saludable siempre que en este aprendizaje no se evalúe cuán religioso se es, sino el conocimiento histórico, tradicional, de la religión. Toda religión es buena si hay gentes a quienes les sirve para vivir más felices y a otras para disentir y apartarse de ella sin ser estigmatizadas socialmente o sentenciadas a muerte. Si las religiones se estudiaran desde un punto de vista histórico o antropológico, si dejaran de verse como algo sagrado, abstracto, misterioso o mágico, probablemente, el número de sus seguidores disminuiría y todos comprenderíamos mejor la diferencia cultural o religiosa. En el fondo, lo que propongo es ejercitar el pensamiento crítico, aprender a amar el conocimiento, a vivir la sabiduría. Laico sí, pero no estúpido progre ni férreo conservador.

Michael Thallium

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2 comments to La asignatura de religión

  • Serafina Poch Blasco

    Me parecen muy sensatas tus opiniones. Cada uno debe ser consecuente con sus creencias. Sinceridad con uno mismo. Ésto es lo que El Creador quiere de cada ser que existe sobre esta Tierra.
    Yo soy católica practicante porque lo creo así.
    Cada uno debe actuar de acuerdo a sus creencias mas íntimas.
    Como pedagoga, además de otras, pienso que lo que tu dices sería conveniente enseñar en Primaria, yo lo pasaría a Secundaria porque el niño antes de la pubertad no tiene los conocimientos necesarios para poder discernir ni elegir.
    Un cordial saludo.

  • Michael Thallium

    Muchísimas gracias, Serafina, por tu comentario. Por cierto, hace unos días recibí una petición de amistad tuya por Facebook. Me imagino que sería un virus, porque ya nos seguimos desde hace años.

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