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Fernando, un campo abierto desde la trinchera

?A ver, le damos aquí. Uno, dos…

?Uno, dos, sí…

?Vale, ya está.

?La meto aquí, ¿no?

?Sí, pues ya está. La metes… y nos vamos.

Y nos fuimos. Así comenzó el diálogo de la primera sesión. Que nadie piense mal: no se trataba de ninguna escena de amantes a hurtadillas. Estábamos en la calle, él y yo, y nos fuimos a pasear, que no a paseo, por las calles de Madrid. Era mi primera sesión de coaching de las ocho que había contratado con Fernando Álvarez. Lo que yo metí allí no era más que una grabadora a la que había conectado un micrófono. Yo quería crear mi página web; él sabía cómo hacerlo; yo, un ignorante informático; él, un experto en mercadeo tecnológico. Le di mi confianza; él me dio la suya. Ante mí se abría un campo hasta entonces inexplorado y por el cual no había sentido especial interés hasta aquel día de mediados de octubre.

Probablemente, haya alguien que piense que no estoy muy cuerdo si digo que contraté a un coach para diseñar mi página web. Y si añado que desarrollé mi visión y mi misión vital por medio de una hipnosis ericksoniana, entonces, la sentencia que más de una persona aventurará es: “¡Este está mochales!”.

Fernando Álvarez es el director de OpenLand y la persona que elegí para llevar a cabo mi propósito de ser e-ficiente y estar presente en Internet. Durante las ocho semanas que duró el proceso, no solo me familiaricé con términos hasta entonces para mí desconocidos como SEO, widgets, plugins, Wordpress, BFA, blogger, Google Analitics, Track AdSense… También tuve mi primer acercamiento al mundo de la PNL oyendo hablar a Fernando de John Grinder, de Richard Bandler, de Gustavo Bertoloto, de Robert Dilts…

Durante dos meses, crecí personal y tecnológicamente. Nos veíamos semanalmente en su despacho. Conversábamos. Fernando escuchaba, yo hablaba. La alianza fue tal, que sin darnos cuenta, perdimos la cuenta de las sesiones que llevábamos. De hecho, fueron nueve. Ni él ni yo fuimos estrictos. En otras circunstancias, quizás deberíamos haber sido un poco más disciplinados con el tiempo por aquello de que en coaching la planificación es importantísima.

Al poco de meter yo la grabadora en el bolsillo, Fernando lanzó su primera pregunta: Desde hoy hacia atrás, ¿qué es lo que te ha hecho querer emprender en el mundo del coaching? Mi respuesta inmediata: haber comprobado por mi experiencia que en las empresas siempre había personas que podían brillar mucho, pero a quienes los que estaban por encima les impedían brillar… Y eso a mí me daba mucha rabia. Hay que dejar que las personas saquen su potencial.

Continuamos paseando y conversando durante unos 50 minutos y sentamos las bases de lo que ha sido una alianza para ver yo el campo abierto a cubierto desde la trinchera, la trinchera de la estrategia tecnológica. Efectivamente, las posibilidades que se abren con Internet son tan inmensas como insondables son los océanos. Fernando me ha puesto el networking en el plato trinchero para desmenuzarlo, comprenderlo, servirlo a la mesa con la salsa de la e-ficiencia y nutrirme más sabiamente.

Tengo muy claro que quiero rodearme de personas que sean mejores que yo en algún aspecto. Por eso, recurrí a OpenLand. A Fernando Álvarez le agradezco el tiempo que me ha dedicado. Le agradezco que haya compartido conmigo sus conocimientos sobre tecnologías e-ficientes. Igualmente quedo agradecido a Juan Carlos Nieto quien forma parte del equipo de OpenLand y quien tan amablemente me atiende al teléfono cuando lo necesito. Rewind:

 ?Uno, dos, sí…

?Vale, ya está.

?La meto aquí, ¿no?

?Sí, pues ya está. La metes… y nos vamos.

Michael Thallium

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