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El mito de las grandes ideas

Artículo escrito por Greg Satell. Para ver el original en inglés, por favor visita la página de Greg: www.digitaltonto.com. Adaptación al español: Michael Thallium

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Greg Satell

¿Tienes una gran idea? ¿De verdad, de verdad, de verdad que es una gran idea? ¿Incluso grandiosa?

Somos máquinas de crear ideas. Constantemente se nos están ocurriendo nuevas ideas, habitualmente a horas intempestivas y en lugares extraños. Probablemente no haya nada más romántico que una persona enamorada de una idea.

Tendemos a glorificar los arranques de genialidad, porque resultan excitantes y quedan bien para contar historias. Sin embargo, muchas personas con grandes ideas han quedado en el olvido de la historia mientras que otras se han hecho famosas por las ideas que otros tuvieron. Para bien o para mal, se necesita más que una noción inteligente para marcar la diferencia en el mundo.

Gregor Mendel y su gran idea

Gregor Mendel, un monje austriaco, tuvo una gran idea. Mendel creía que habia leyes específicas que gobernaban la herencia de las características de nuestros antepasados. Estaba tan convencido de esa idea que se pasó siete años investigando con guisantes, escribió un artículo y lo presentó a la sociedad científica local. Entonces, Mendel se retiró de nuevo a sus quehaceres en la abadía y pronto quedó en el olvido.

No fue hasta décadas después de su muerte que su idea se recuperó y Mendel se convirtió en el “padre de la genética”. La teoría de la selección natural de Charles Darwin ayudó a ello. Pero por supuesto que Darwin no fue el único que pensó en ello. Darwin publicó El origen de las especies solo después de que quedara claro que Alfred Russel Wallace tenía la misma idea.

Thomas Kuhn, en su clásico libro La estructura de las revoluciones científicas, señaló que aunque la historia solo registre a una sola persona en relación con un determinado avance científico, si lo miramos más detenidamente, normalmente descubriremos que varias personas podrían reclamar la autoría de los descubrimientos importantes.

Todos conocemos a Albert Einstein, pero pocos hemos oído hablar de David Hilbert, quien publicó la teoría de la relatividad general casi al mismo tiempo que Einstein. ¿Habría cambiado algo si el orden hubiera sido al revés?

Google y sus pequeñas ideas

Google es famosa por haberse convertido en una empresa enorme basada en una gran idea, su algoritmo PageRank, con el que se clasifican las páginas según los enlaces a otros sitios web. Sin embargo, por la misma época, el profesor de la Universidad de Cornell Jon Kleinberg publicó una idea similar (y muchos creen que superior).

La diferencia radicó en que Larry PageSergey Brin crearon una empresa, contrataron a montones de ingenieros y generaron miles de pequeñas ideas que mejoraron la búsqueda mucho más. Actualmente, todos sabemos como funciona PageRank, pero Google todavía es el buscador líder en la mayoría de países y lenguas.

Por supuesto, los de Google no hicieron mucho dinero hasta que no desarrollaron los programas AdWords y AdSense. Esa sí que fue una verdadera idea inspirada, pero no fue de Google. La idea fue desarrollada por una empresa llamada Overture, que fue adquirida por Yahoo, niguna de las cuales hiceron mucho dinero con las búsquedas.

¿Por que Apple no es una inventora rompedora?

A la empresa Apple se la reverencia por sus grandes ideas. Apple hace un trabajo de márketing superior para venderse como una empresa que nos inspira a “pensar de forma diferente”, como en este fantástico anuncio:

Sin embargo, es difícil pensar en alguna idea que tenga su origen en Apple. Ciertamente, Apple no inventó los ordenadores personales, pero el Apple II fue un éxito rompedor. Xerox inventó la interfaz gráfica de usuario, pero Macintosh la llevó a los consumidores. La historia es parecida con los aparatos de música digital, los teléfonos inteligentes (smart phones) y los tablet.

Así como ocurre con las búsquedas en Google, los productos de Apple no nos encantan porque sean ideas originales, sino porque funcionan tan bien. Mientras que a los gurús de la gestión les gusta alardear de ser los primeros en sacar provecho del último invento, con frecuencia son los seguidores rápidos (y a veces no tan rápidos) los que logran el mayor éxito.

Lo que resulta interesante es que a Apple se la reconoce por ser la pionera en categorías que no inventó, sino que perfeccionó. Cuando las ideas tienen éxito, las llamamos memes (un concepto que, casualmente, llegó casi simultáneamente de la mano de E.O. WilsonRichard Dawkins).

Por supuesto, cuando la lluvia de ideas no tiene éxito, no encontramos ningún nombre extravagante para ellas. Sencillamente son ideas tontas.

Redes de espacios de ideas

La razón por la que frecuentemente las ideas no llegan a más es porque ninguna idea puede lograrlo por sí sola. Así como los automóviles necesitan carreteras y gasolineras o en las zonas residenciales se necesitan automóviles para ir a los centros comerciales, las ideas se hacen poderosas cuando interactúan con otras ideas. “La tecnología evoluciona cuando se combinan las ideas” (léase el artículo original en inglés Technology evolves when ideas combine).

Richard Ogle llama a este tipo de redes “espacios de ideas”. Matt Ridley se refiere a ello como “ideas que copulan”. Las corporaciones, que defienden sus ideas con patentes y ejércitos de abogados, están empezando a sentirse más cómodas con el concepto de innovación abierta (véase open innovation), porque ninguna idea se mantiene en pie por sí sola.

Así que, si bien las ideas son importantes, es casi imposible predecir qué ideas tienen valor, porque ello dependerá del contexto en el que surjan. Echa un vistazo a cualquier gran idea y, sin duda, encontrarás que su prominencia se debe a una collección de pequeñas ideas.

Greg Satell
DigitalTonto

(adaptación al español: Michael Thallium)

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