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Dos opiniones: la influencia nos engrandece

Adaptación al español del original inglés por Michael Thallium. Si deseas leer el original en inglés, visita: Two Opinions on Uncovering our Greatness. “Moving up from good to great” (Ascender de lo bueno a lo grande) es una columna mensual sobre cómo llegar a ser un gran ser humano y ofrece dos opiniones sobre el tema desde oriente (Amit Nagpal en la India) y occidente (Michael Thallium en España).

LA INFLUENCIA NOS ENGRANDECE
Opinión de Amit Nagpal
Amit Nagpal

Dr Amit Nagpal es un consultor de marca personal y coach para el éxito. Reside en Nueva Delhi, India, y está especializado en marca personal con un toque holístico. Su filosofía es “hazte cargo de tu vida y de tu marca”.

El Universo está perfectamente coordinado para todo y cuando Michael sugirió que escribiésemos un artículo sobre la “influencia”, me acordé de que la siguiente persona en mi lista de agradecimientos era John C. Maxwell quien me enseñó a influir en el verdadero sentido de la palabra. Así que esa perfecta coordinación me ha llevado a expresar mi gratitud dedicándole este artículo.

Primeras lecciones sobre influencia (y marca personal)
Ya desde la infancia tuve un modelo (de influencia) para mí: mi abuelo paterno. Mi abuelo era una persona muy respetada y muy conocida en la ciudad, cerca de Delhi, en India, donde yo me crié. Era muy respetado por su generosidad, por el modo en que trataba a sus empleados (incluido el trabajo agrícola), por sus habilidades interpersonales, su carácter, etc.

Personalmente, mi abuelo siempre me motivaba, acudía a mi rescate (cuando notaba que yo estaba desamparado en algunos aspectos) y me colmaba de regalos por mis logros académicos. Hoy, gracias a él, procuro hacer todo lo posible para ayudar al menos a una o dos personas que, a mi parecer, están desamparadas. Después de mi madre, mi abuelo fue la segunda persona con mayor influencia sobre mí.

Cuanto mejor ser humano seas, más influencia tendrás
Es verdad que el poder, la posición social y el dinero nos hacen influyentes, pero en el momento en que estos desaparecen, también desaparece la influencia. Si eres auténticamente un buen ser humano, serás influyente en el verdadero sentido de la palabra.

Alrededor de 2007
Uno de mis vecinos, Sindhuja Rai, me presentó los libros de John Maxwell y me dio un ejemplar de “Seamos personas de influencia” hará unos 5 años. Lo leí, me gustaron las citas y anécdotas y pronto terminó en la estantería como anfitrión de otros libros. El libro no ejerció una profunda influencia sobre mí, porque yo aún no estaba preparado para comprender los conceptos del libro. ¿Cómo iba a expandirse a los demás una persona enfocada en llenar su depósito de ego y emociones? ¿Cómo podría una persona alimentar a otras si el niño que llevaba dentro todavía deseaba que lo alimentaran?

Pero para el universo, tan solo era una señal. Por esa misma época, comencé mi viaje interior y tomé la decisión consciente de cambiarme a mí mismo. Una vez comenté en Facebook: “Cuando tocas fondo, no te queda otra más que subir”.

Comencé el viaje del conocimiento y la conexión conmigo mismo.

Alrededor de 2011
Después de cuatro años de meditación regular y de pensar claramente (probablemente un subconsciente activado), todavía sentía que algo faltaba en alguna parte. Justo en aquellos días, una amiga mía me dijo: “Siempre tratas de conectar por medio de lo que escribes, ¿por qué no hablas con las personas para conectar con ellas?” ¡Oh, Dios mío! Me había tocado de lleno.

Retomé el libro “Seamos personas de influencia”. Entonces, cada frase del libro tenía un nuevo significado para mí. Cada frase que leía me transformaba como persona. Fui capaz de leer más allá de las interesantes anécdotas y realmente miré a lo que necesitaba hacer para llegar a ser una persona de influencia.

Estaba renaciendo en todos los sentidos.

Lecciones aprendidas
Las principales lecciones que aprendí durante esos cuatro años fueron:

  • cuanto más bien haces, más bondad verás alrededor de ti;
  • deja de intentar ser una persona de influencia y, en su lugar, intenta ser una persona que comparte y se preocupa por los demás;
  • sé sensible a la energía que te rodea y rodéate de energía positiva;
  • silencia la mente consciente para escuchar la voz del subconsciente.

Pero la lección más importante que aprendí fue la de mirar alrededor de mí e intentar ayudar a la gente con soluciones a sus problemas. Si hay desesperanza, debería aportar de inspiración. Si hay negatividad, debería aportar energía positiva. Si los demás desean tener más éxito, debería ayudarles a que se den cuenta de cuáles son sus objetivos.

Si las personas siguen comportándose mal, debería intentar perdonarles pues no son felices y están frustrados.

Basado en estas lecciones aprendidas, también he desarrollado mi propia filosofía de coaching y formación “Expándete como ser humano, sobresal como ser en los medios sociales y evoluciona como ser de marca personal” (Enlarge as a human being, Excel as a Social Media Being and Evolve as a Personal Branded Being.) No deseo ser una persona de influencia, sino que deseo aportar cambios positivos alrededor de mí y, por ello, voy en pos de tus buenos deseos.

LA INFLUENCIA NOS ENGRANDECE
Opinión de Michael Thallium
Michael Thallium

Michael Thallium es un coach mundial para la grandeza con sede en España. Michael ha pasado muchos años de su vida viajando por muchos países y continentes, navegando los mares, surcando los cielos alrededor del mundo. Desde 2008 está dedicado a sus pasiones: coaching, idiomas, comunicación y música.

A veces pienso que la “influencia” es una consecuencia de otros factores tales como la honradez y el compromiso, pero también creo que la influencia es un valor personal que nos engrandece… siempre que se trate de una influencia “positiva”, claro. Tanto Hitler como Gandhi fueron personas muy influyentes a la sazón, pero piensa en lo distintas que fueron sus influencias. Entonces, ¿cómo puedes influir positivamente en las personas? Esta era y sigue siendo “la” pregunta a la que quiero encontrar respuesta. Y cuando más me adentro en las aguas de la influencia, más inmenso parece el océano de la influencia.

Una de las principales reflexiones con las que comencé fue la de los conceptos de autoridad formal y autoridad moral. Ambas influyen en las personas, pero solo la autoridad moral tiene un efecto duradero. Formalmente, puedes ser el gerente de una empresa, pero la gente no te seguirá auténticamente hasta que no te ganes la autoridad moral. Creo que uno de los autores que mejor aborda este asunto es Stephen R. Covey en su libro “El 8º hábito”. Sin embargo, esto de influir en las personas no es nada nuevo en absoluto. El filósofo griego Aristóteles ya abordó este tema cuando describió las tres formas principales de la retórica, la capacidad de ver los medios disponibles para la persuasión: pathos, ethos y logos.

No obstante, en la mayoría de los casos, no basta con la persuasión o influencia verbal. ¿Cómo vas a convencer a un delicuente de que no comenta un delito cuando se ha convertido en un experto en lo que hace? Bien, recientemente he estudiado el trabajo de distintos autores como Al Switzler, Kerry Patterson, David Maxfield, Ron McMillan and Joseph Grenny. Ellos son los co-autores de dos libros muy interesantes que recomiendo a toda aquella persona que desee saber un poquitín más sobre la influencia y el cambio: Influencia positiva (“Influencer”, en inglés) y “Change Anything” (en la fecha en que escribo este artículo, aún no hay versión en español). Descubrirás que este tema no es nada nuevo. Sin embargo, lo que sí encuentro interesante de su trabajo es el modo en que presentan su paradigma de influencia. La primera pregunta que tienes que hacerte es “¿Qué quiero lograr?”, entonces tendrás que clarificar resultados que sean medibles. Para hacer eso, necesitas responder a esta pregunta “¿Qué comportamientos me conducirán a los mayores cambios?”, así que tendrás que encontrar los comportamientos vitales. Ahora bien, “¿Cómo vas a motivar y activar el cambio?”, entonces tendrás que actuar en lo que los autores denominan “las seis fuentes de influencia”, a saber: motivación y capacidad personales, motivación y capacidad sociales y motivación y capacidad estructurales.

¿Has oído alguna vez hablar de Grath Japhet, quien influye positivamente en la salud de miles de personas en Sudáfrica? ¿Y qué me dices de la Dra. Mimi Sibert, quien cambia las vidas de miles de drogadictos y delincuentes en San Francisco, por medio de la Fundación Delancey Street? O, por ejemplo, ¿conoces la labor de Sunitha Krishnan en la India para ayudar a salir de la prostitución a las mujeres dándoles a sus hijos una educación y oportunidades profesionales así como luchando contra el SIDA?

En mi opinión, para influir positivamente en los demás, tienes que deshacerte de tu ego y engreimiento. El dinero es importante, pero no necesitas mucho dinero para influir positivamente o convertirte en un agente del cambio. Echa un vistazo a este vídeo dirigido y producido por Sharon Wright, ”Cambio por un dólar”.

Recientemente me ocurrió algo que elevó mi consciencia sobre lo que puedo llegar a influir en los demás. Estaba en un evento con jóvenes emprendedores y uno de ellos, quien había estado en una de mis charlas hacía más de un año atrás, me dijo algo así como: “Iría a cualquier parte del mundo contigo, simplemente dime adónde y allí vamos”. Al principio, me sentí “importante” y me dije a mí mismo “¡Vaya si influyes a las personas aunque ni siquiera lo sepas!”. Pero más tarde, eso me preocupó un poco, porque reflexioné sobre la gran responsabilidad que recaía sobre mí.

Por eso me encanta hacer coaching: para elevar la consciencia y la responsabilidad que las personas tienen de sí mismas. Y para empezar a influir, no necesitas influir a cientos, miles o millones de personas. Simplemente comienza por las personas que te rodean, contigo mismo, con tu familia, tus amigos, tus vecinos, tus compañeros de colegio, tus compañeros de trabajo… ¿Cómo puedes motivar y activar el cambio?

Y lo más importante… ¿cuándo vas a empezar?

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