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Simplemente Fanny

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El año 1831 fue el año del estreno, en Milán, de dos óperas del siciliano Vincenzo Bellini (1801-1835): La sonámbula, en marzo, y Norma, en diciembre. A Bellini apenas le quedaban cuatro años más de vida. Moriría joven, en Francia, a los 33 años. Fue también el año en que Frédéric Chopin (1810-1849) compuso el archiconocido Estudio n.º 12 op. 10, el Revolucionario. El Imperio ruso, con su lema Dios con nosotros y un ejército muy superior al polaco, ataca Varsovia en septiembre, lo cual anuncia el final de la Revolución de los cadetes. Resultado: Polonia es aplastada y Chopin, recién llegado a París, escribe el Revolucionario. En España, en mayo, Mariana Pineda (1804-1831) es ejecutada en el garrote vil. Tenía 26 años. A finales de ese año se produce el pronunciamiento del general Torrijos (1791-1831), cuyo fusilamiento en la playa de San Andrés, en Málaga, inmortalizaría medio siglo más tarde el pintor Antonio Gisbert en el impresionante lienzo, toda una obra maestra de la pintura histórica, que se puede ver hoy en el Museo del Prado. Ese mismo año, Victor Hugo (1802-1885) publica en francés la novela Nuestra Señora de París que la mayoría de personas del siglo XXI, influidas por Hollywood y Walt Disney, conocemos más por El jorobado de Notre Dame. En noviembre de 1831, muere en Berlín, por entonces capital de Prusia, un idealista alemán, “la conciencia de la modernidad”, el filósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831). Causa de la muerte: el cólera. El 16 de noviembre, una joven mujer de 26 años recién cumplidos anota en su diario:

“Anteayer fue mi cumpleaños, mi querido Wilhelm [se refiere a su marido, Wilhelm Hensel] había puesto un árbol de la vida para mí, debajo del cual había colocado a Sebastian [su único hijo, de apenas un año], tan dulce… Por la tarde, algunas personas estuvieron en casa de mamá y nos llegó la noticia de la muerte de Hegel”.

Elke Mascha Blankenburg (1943-2013)

Elke Mascha Blankenburg (1943-2013)

Hegel era amigo íntimo de la familia Mendelssohn. Probablemente, Fanny estaba devastada. La epidemia del cólera azotó Berlín y eso la impulsó a escribir una cantata en memoria de las víctimas: la Cantata del cólera. Nunca la vio representada oficialmente, porque tanto su padre como su hermano Félix le habían prohibido publicar música. Tuvieron que pasar 151 años hasta que, en diciembre de 1982, una musicóloga y directora de orquesta alemana, Elke Mascha Blankenburg (1943-2013), diera con el autógrafo de esta obra en la Biblioteca Estatal de Berlín. Mascha elaboró una edición de la partitura añadiendo dos números, el Arioso para soprano Blick hin und siehe (Mirad y ved) y el coro Herr errette mich (Señor, redímeme) y tituló la obra Oratorium nach Bildern der Bibel (Oratorio según imágenes de la Biblia). El estreno y la grabación en directo aconteció dos años más tarde, en 1984, con la propia Mascha dirigiendo el Coro y Orquesta de la Escolanía de Colonia. Y esta es la segunda obra que se podrá escuchar en el Auditorio Nacional de Música de Madrid el sábado 28 de mayo de 2022, 28 años más tarde y 191 años después de que Fanny Mendelssohn la escribiera. Volveremos a Fanny y al año 1831 un poco más tarde, pero antes uno quiere comenzar por el final y, luego, proseguir por parte del principio.

La Confesión de Augsburgo es la obra que el polímata alemán Philipp Melanchthon (1497-1560) presentó ante el emperador Carlos V en la Dieta de Augsburgo, en 1530. Esta obra fue fundamental para la Reforma protestante que inició Lutero en 1517 con sus 95 tesis. Para el aniversario de los 300 años de la presentación de la Confesión de Augsburgo, Félix Mendelssohn se puso manos a la obra para componer su segunda sinfonía para gran orquesta. Félix tenía por entonces apenas 20 años y ya había compuesto la Sinfonía n.º 1 en do menor, op. 11, en 1824, con tan sólo 15 años (y eso sin olvidarnos de las 13 sinfonías para orquesta de cuerda que compuso entre los 12 y 14 años). No pudo terminarla hasta mayo de 1830 y no llegó a tiempo de presentarla en las celebraciones del aniversario de la Confesión en junio. Finalmente, tras diversas vicisitudes, pudo estrenarla a finales de 1832, en Berlín. Fue precisamente su hermana Fanny quien la bautizó como Sinfonía de la Reforma. Sin embargo, Félix no volvió a interpretarla y e incluso la desdeñó calificándola de “obra de juventud”. De hecho, esta sinfonía no se publicó ni se volvió a interpretar hasta 1868, veinte años después de la muerte de Félix, razón por la cual la sinfonía lleva el opus 107 y es la Sinfonía n.º 5 en re mayor, aunque realmente fuera la segunda en orden de composición.

Felix Mendelssohn

Félix Mendelssohn (1809-1847)

Esta sinfonía se toca poco; viene a durar algo más de media hora y está dividida en cuatro movimientos: I. Andante – Allegro con fuoco, II. Allegro vivace, III. Andante y IV. Andante con moto – Allegro vivace – Allegro maestoso. El primer movimiento comienza con una lenta introducción en re mayor —curiosamente, el tema principal de este movimiento y la cadencia están en re menor— que emerge de las cuerdas graves y que culmina con la melodía del Amén de Dresde interrumpida por toques de combate en los metales. El Amén de Dresde es una melodía protestante que también utilizaron posteriormente Richard Wagner como leitmotiv del Grial en la opera Parsifal y Anton Bruckner en el Finale de su Quinta Sinfonía. El segundo movimiento es una suerte de scherzo en si bemol mayor mucho más amable y danzable, con un tema bastante pegadizo. El tercer movimiento está en Sol menor y hay referencias al Amén de Dresde y, hacia el final, también al segundo tema del primer movimiento. El último movimiento está escrito en forma de sonata y basado en la coral luterana Ein feste Burg ist unser Gott (Castillo fuerte es nuestro Dios). En la coda final, el himno luterano vuelve a sonar con una potente orquesta a todo pulmón… Normal que Fanny bautizase la obra de su hermano como Sinfonía de la Reforma. Esta es precisamente la obra que la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL) dirigida por el director salzburgués Thomas Zehetmair interpretará en la segunda parte del concierto Genios sin género del 49.º Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música de la Universidad Autónoma de Madrid.

Hasta aquí el final. Volvamos al principio, a Fanny, aunque no aún a la Cantata del cólera, sino a la obra con la que se abre este concierto, la Obertura en do mayor. Sólo podemos hacer conjeturas sobre la fecha exacta de composición. Fue también Mascha Blankenburg quien editó y publicó por primera vez, en 1996, la partitura. Del manuscrito con el que trabajó no se puede deducir la fecha exacta en que Fanny escribió la obra, aunque sí se sabe que tuvo que hacerlo entre 1830 y 1832, a la par que su hermano componía La Reforma. La Obertura en do es la única composición para orquesta sola que conocemos de Fanny Mendelssohn. Comienza con un suave sonido de trompas sobre el que casi inmediatamente sobrevuelan los violines dando paso a una estructura de obertura al más puro estilo del siglo XIX. Por cierto, sabemos que, aunque Fanny tenía prohibido publicar música, dirigió esta obertura en alguno de los salones musicales de Berlín. Uno, al escucharla, sólo puede concluir que era una extraordinaria compositora y que conocía muy bien la orquesta.

Ahora sí, prosigamos con la obra que se estrena en España el 28 de mayo de 2022 (el concierto se repetirá al día siguiente en Valladolid) dentro de un proyecto de recuperación impulsado por el CSIPM en colaboración con la OSCyL y en el que participan el coro El León de Oro (LDO) y los solitas Eugenia Boix (soprano), Olga Syniakova (contralto), Pablo García-López (tenor) e Isaac Galán (bajo). El Oratorio según imágenes de la Biblia, es decir, la Cantata del cólera, consta de 16 números, siendo el primero de ellos una breve introducción orquestal en sol menor cuyo tema principal se retomará en el último recitativo —pero esta vez en sol mayor— antes del coro final. El papel principal de las partes vocales lo tiene el coro, que interviene en siete ocasiones (núms. 4, 7, 10, 11, 13, 14 y 16); la soprano interviene siete veces (núms. 3, 6, 9, 11, 12, 13 y 15); cuatro veces la contralto (núms. 2, 5, 13 y 15) y el bajo (núms. 3, 11, 13 y 15); y sólo un par de veces el tenor en la dramática aria Ich bin elend und ohnmächtig (Soy desgraciado y enfermizo) y en el n.º 13. Dejemos que sea el director del coro LDO, el asturiano Marco Antonio García de Paz, quien nos hable de esta bella cantata:

“Es una obra llena de inspiración y frescura. El discurso, influenciado por la triste epidemia que asolaba Europa, nos hace transitar por muy distintas atmósferas. Estos escenarios comienzan con las desdichas y miserias humanas, pasando por la desesperación que provoca el juicio de los vivos desembocando finalmente en una reconciliación con Dios y una gloriosa alabanza al Señor. Fanny Mendelssohn elige exquisitamente los textos bíblicos con una clara intención de narrar una historia con final positivo y luminoso. Utiliza un lenguaje original, de una audacia armónica muy personal y colorista (disonancias, cromatismo, plan tonal…). El tratamiento de la escritura coral es variado en combinaciones de voces y orquestaciones. En ocasiones, para enfatizar la música, busca efectos más instrumentales que vocales, los cuales están muy bien justificados. Por otra parte, es evidente que mira hacia el pasado utilizando numerosos recursos de la música antigua (fuga, cori spezzati, corales figurados…). No podían faltar algunas referencias explícitas a su querido J. S. Bach y otras influencias, aunque lo que emerge, claramente, es la mano de una gran artista de una personalidad muy especial que logra una cantata muy hermosa.”

Efectivamente, la huella de Bach está presente. Recordemos que tanto Fanny como su hermano se formaron con Carl Friedrich Zelter (1758-1832), gran amante y difusor de la música de Bach, por entonces preterida. No en vano, fue Zelter quien auspició la Pasión según San Mateo que Félix Mendelssohn recuperó y estrenó en 1829 en la Academia de Canto de Berlín (Sing-Akademie). En aquel célebre concierto, casi 80 años después de la muerte del maestro de Leipzig, participó también Fanny cantando en la cuerda de contralto en el coro.

La interpretación de estas tres obras (obertura, oratorio y sinfonía) en un mismo concierto es un acontecimiento único. En palabras del director Thomas Zehetmair:

“Para mí es un gran placer estar en España y traer a los músicos y público de aquí estas tres obras tan originales de los hermanos Mendelssohn, increíblemente talentosos. Fanny y su hermano Félix estuvieron muy unidos toda la vida, y este programa de concierto refleja su creativa e inspiradora relación, de modo que uno pueda disfrutar tanto de las similitudes como de los contrastes entre sus estilos de composición. El carácter espiritual de las obras las unifica aún más, es una música profundamente reconfortante, llena de humanidad y verdaderamente eterna.”

A pesar de la prohibición de publicar música que Félix siguió imponiendo a su hermana tras la muerte del padre en 1835, ciertamente, los hermanos estuvieron muy unidos. Tanto es así, que a la repentina muerte de Fanny por un derrame cerebral acaecida el 14 de mayo de 1847 le siguió la de Félix, también por la misma causa, apenas siete meses después. Fanny tenía 41 años; Felix, 38.

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Letra de Fanny Mendelssohn en 1831 (Biblioteca Estatal de Berlín).

Atrás queda aquel año 1831. Atrás quedan el estreno de las dos óperas de Bellini, el Revolucionario de Chopin, la guerra entre Rusia y Polonia, la ejecución de Mariana Pineda, el fusilamiento de Torrijos, Victor Hugo y el Jorobado de Notre Dame, la muerte de Hegel… A nosotros, habitantes del orbe del siglo XXI, nos ocupan otros asuntos, y algunos de ellos no muy distintos a los del siglo XIX: cambian los nombres, pero la historia pareciera repetirse pertinazmente...

Un último comentario: no hemos más que mencionado una vez a Willhelm Hensel (1794-1861), marido de Fanny. Probablemente sea injusto, pues fue él quien fomentó el espíritu creativo de su esposa desde que la conoció en 1821 —cuando ella tenía 16 años—, tras casarse en 1829 —según la propia Fanny, un matrimonio muy feliz— y hasta su repentina muerte en 1847. Quizás en otro lugar y ocasión alguien hable de ello. ¿Fanny Mendelssohn o Fanny Hensel? Para quien subscribe: ¡simplemente Fanny!

P. S.: Los días 28 y 29 de mayo de 2022 se interpretarán estas obras en Madrid y Valladolid, respectivamente.

Michael Thallium

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