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¡Por un gran 2012!

Con mis mejores deseos, brindemos por un gran 2012 repleto de grandes eventos, dicha y, por supuesto, buena música.

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Michael Thallium
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Amit Nagpal: la música nos hace grandes

(Artículo escrito originalmente en inglés por Amit Nagpal)

Amit Nagpal

El Dr Amit Nagpal es un consultor y coach especialista en marca personal con enfoque holístico, especialmente en el espacio digital, y tiene un blog de mantras para el éxito sostenible titulado "The Joys of Teaching" (leído en más de 100 países). Amit Nagpal es mentor de liderazgo para IAYSCP (International Association of Young Supply Chain Professionals), EE.UU. y también es miembro del Global Mentoring Committee for Entrepreneurship Incubation, 3E Innovative Foundation, Delhi NCR, India.

La música nos hace grandes. ¡Suena raro! Si la música nos hace grandes, entonces todos somos ya grandes. A la mayoría de nosotros nos gusta alguna forma de música; instrumental o vocal, tocar o escuchar un instrumento, cantar o bailar al son de canciones musicales, ¿no tenemos todos alguna asociación con la música?

En principio, todos somos grandes, pero necesitamos sacar esa grandeza. Todos tenemos alguna habilidad, algo que nos hace especiales y en lo que todos somos de primera clase. Son nuestras propias creencias internas las que nos limitan, es por nuestra propia estupidez que ni siquiera tenemos tiempo de pensar y descubrir nuestro propósito de vida. Ahora debes de estar pensado: “Pero ¿qué estás diciendo Amit? Suenas contradictorio, ¿somos estúpidos y grandes a la vez?” Sí, señoras y señores, lo somos. Somos una madeja de contradicciones, tenemos una sabia mente subconsciente recubierta de una estúpida mente consciente. Somos grandes si bien nos negamos a aceptar y reconocer nuestra grandeza. De hecho, Michael Thallium provocó un ligero cambio en mi forma de pensar. Antes solía creer que podemos llegar a ser grandes, pero ahora creo que ya lo somos, lo único es que necesitamos descubrirlo.

¿Qué mejor forma de descubrir nuestra grandeza escondida que por medio de la música y las artes? Si Dios es el Creador, entonces toda la gente creativa debe de ser divina.¿Podemos crear algo mejor que la música que va más allá del lenguage, algo que remueve nuestras almas? Puede que esté personalmente condicionado hacia la música y los dibujos animados, porque van más allá del lenguaje y conectan tan bien a los seres humanos. Si así no fuera, ¿por qué la canción “Kolaveri Di” se ha hecho mundialmente famosa en tan poco tiempo? Esta canción en lengua tamil del estado tamil Nadu de la India, cuya letra solo se comprende en un solo estado, parcialmente en el sur de la India y que apenas se entiende en el norte de la India, tiene 17 millones de visitas en Youtube y está haciendo que el mundo baile a su ritmo. La música es algo verdaderamente mundial y tambien lo son las personas que la crean.

La música puede curar, inspirar, puede hacerte reír y llorar, puede hacerte compañía, y para mí la música es Dios, omnipresente, omnisciente y omnipotente. La música está presente en la dulce risa de los bebés, conoce y representa todas nuestras emociones, es todopoderosa y puede hacer que la persona más despiadada derrame lágrimas. La música mueve montañas o, dicho de otro modo, rompe los cascarones de las personas que se han convertido mental, física y emocionalmente en rocas.

No puedo escribir más, la música suena demasiado en mis oídos. Aquí está mi canción hindi favorita de todos los tiempos, “Yeh Dooriyaan”

(La traducción aproximada del estribillo de la canción: “Las distancias, las distancias en las carreteras, las distancias entre los compañeros de vida, las distancias entre los ojos, que estas distancias toquen a su fin.” Así que si ya estás echando de menos a quien amas, no llores, puedo sentir tus vibraciones.)

Dr Amit Nagpal
The Joys of Teaching
(Adaptación al español por Michael Thallium)

La música nos engrandece

Michael ThalliumNunca antes había escrito un artículo de esta manera, pues lo hago a 35.239 pies de altura y a unas 7 horas de mi destino final o al menos eso es lo que dice la pantalla del avión en que me encuentro y que, en estos momentos, vuela sobre Groenlandia. Quería haber empezado a escribir antes, cuando estábamos en algún lugar del cielo sobre el Atlántico, pero no ha sido hasta ahora que he abierto el ordenador para comenzar a escribir. Tampoco importa mucho, pues entre que pienso y escribo cada renglón, entre que alzo la mirada y observo a los pasajeros en derredor en este Airbus que me lleva a Los Ángeles, el avión ha vuelto a aguas atlánticas a medio camino entre Canadá y Groenlandia.

Pensé que escribir en las alturas era la ocasión perfecta para afirmar con rotundidad que la música nos engrandece y nos eleva a grandes alturas. La música, en cualquiera de sus numerosas formas es un lenguaje universal. Yo la utilizo mucho en las conferencias que doy, en los cursos que imparto, en las sesiones de coaching, en la enseñanza de idiomas. Para mí, por ejemplo, una orquesta sinfónica es un paradigma del trabajo en equipo y una metáfora de lo que ocurre en el cerebro y en la vida cotidiana, en las distintas organizaciones en las que trabajamos, vivimos o nos relacionamos. Cada músico con su instrumento quiere expresar su voz en la orquesta.

Antonio Damasio, en su libro “Y el cerebro creó al hombre”, utiliza una bella metáfora sinfónica para explicar cómo surge la consciencia en el cerebro humano. La consciencia, la mente consciente, es el resultado del funcionamiento de muchas zonas cerebrales y no de un lugar en particular, del mismo modo que la interpretación de una obra sinfónica no es el resultado de un solo músico o instrumento, ni siquiera de una sección completa de instrumentos, sino del conjunto de la orquesta. Resulta curioso ver, sin embargo, que en los primeros tramos de la interpretación de la consciencia, el director está ausente antes de que comience el concierto, aunque según este se va desarrollando, el director cobra vida. El director dirige la orquesta, pero es el concierto quien ha creado al director -al sujeto, a la conciencia de sí mismo-. El director se improvisa por medio de los sentimientos y mediante la narración cerebral. Crear una mente que recuerda el pasado que ha vivido y que anticipa el futuro por venir y que, además, tiene la capacidad de reflexionar es como interpretar una sinfonía de proporciones mahlerianas. La 8ª sinfonía de Mahler, “De los mil”, no puede ser interpretada por un solo músico ni siquiera por unos cuantos solistas. Se precisa una multitud. La aportación de cada una de las partes importa, pero solo el conjunto produce el resultado esperado. Y con la mente consciente ocurre algo parecido.

Por eso y otras muchas cosas, considero que la música nos engrandece y nos une. Me refiero a la música como lenguaje, no como negocio en el que intervienen los egos y modas de turno. En otros artículos ya he mencionado a Rachel Flowers, quien para mí es un paradigma de grandeza y de superación de limitaciones por medio de la música. ¡Grande!

Michelle van Min, otra jovencísima intérprete y compositora, me encandiló cuando descubrí por Internet su canción “The Middle Path” (El camino del medio). Recientemente, Michelle también ha escrito una canción, que se puede ver y escuchar en Youtube, para felicitar las navidades de este año 2011 que termina dentro de unos días: Love on Christmas (Amor por Navidad). Y aquí su última canción, “When I look back” (Cuando miro atrás). ¡Grande!

Apenas hace una semana, por medio de Andrea García, una amiga pianista, también llegué a saber de un muchacho de Nueva York que se hace llamar Blue Jay (nombre que en español se corresponde con el cantarín arrendajo azul) y que con tan solo 12 años ya ha compuesto varias sinfonías y es todo un prodigio musical. ¡Grande!

Y yo que vivo en Madrid, no puedo dejar de hablar de otro evento que tiene lugar todos los miércoles en el Café Teatro Arenal y que para mí es otro ejemplo de grandeza. Mi amigo Shahar Rosenthal organiza lo que él denomina “Los miércoles de cámara”. Si la mayoría de las personas que viven o visitan Madrid supieran que por tan solo 10 € pueden escuchar a artistas de la talla de, por ejemplo, Joshua Bell, seguramente que acudirían en masa a este lugar.

Naturalmente, si no hay toma de conciencia, si nuestras mentes no saben, no conocen, la grandeza también pasa inadvertida…

La música nos engrandece, sí. Cuando comencé a escribir este artículo estaba en un avión. Eso fue hace tres días. Ahora que lo estoy terminando, he de confesarte, querido lector, que me encuentro en una habitación rodeado de juguetes de un niño de diez años. Son las 06:00 de la mañana, aquí en Oxnard, California. Las otras tres personas que hay en la casa duermen. Los juguetes son de Vaughan, quien duerme en otra habitación junto a su madre, Y en otra habitación también duerme la persona que ayer nos hizo a Steve Brant , a David Presley, a mí y a otros cuantos sentirnos grandes, muy grandes: ¡Rachel Flowers! Y, sí, yo he recorrido todos esos kilómetros desde España para sentirme realmente grande.

Oxnard, 19 de diciembre de 2011

Michael Thallium
Global & Greatness Coach
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Gustav Mahler – Un bohemio universal

Victor MoralesArtículo escrito por Victor Morales, Victor Morales es pianista y director de orquesta, profesor de historia de la música, piano complementario y música de cámara. Actualmente está embarcado en un ambicioso proyecto con músicos jóvenes dirigiendo la Orquesta Allegro Ciudad Lineal, cuyos ensayos son todos los sábados por la mañana.


En este año 2011 se dieron cita la conmemoración de importantes efemérides en relación con el mundo de la música. Sin ir más lejos, es destacable el aniversario del bicentenario del nacimiento de Franz Liszt (Raiding 1811- Bayreuth 1886), quien ha sido y es uno de los compositores más admirados e interpretados de todos los tiempos.

Pero si de evocar el recuerdo se trata, no podemos desdeñar, ni pasar por alto la figura de quien hizo de la sinfonía y la grandiosidad una forma de expresión personal única y un vehículo de evolución y desarrollo de la tradición germánica, heredada desde Bach hasta Bruckner, pasando por Mozart, Beethoven, Brahms y Wagner, quien le influyó definitivamente durante su época de estudiante y del que se convirtió en uno de los más fieles intérpretes.

Es del compositor bohemio, Gustav Mahler (Kâlistê 1860-Viena 1911), de quien estamos hablando y de quien en el pasado año se cumplió el centenario de su muerte.

Mahler, despierta una gran curiosidad dada la cantidad de paradojas que hay en su vida personal y profesional.

Tras darse a conocer en su infancia como un virtuoso y niño prodigio del piano, en los años de estudiante, no consiguió la prestigiosa Medalla de Plata que otorgaba el Conservatorio de Viena, a pesar de haber obtenido durante su formación premios de piano en varios cursos. En estos años dentro de la institución, se centró en los estudios de Armonía y Composición y tuvo la oportunidad de conocer a compositores ilustres, como Hugo Wolf, a quien tuvo como compañero y Anton Bruckner, del que asistió a varias conferencias. Tuvo también la oportunidad de hacer sus primeras incursiones en el mundo de la dirección de orquesta, dirigiendo la orquesta de estudiantes en varias ocasiones.

Será esta faceta la que posteriormente desarrollará con más reconocimiento y éxito. Esto es lo que le dio fama y popularidad en vida, llegando a ostentar cargos tan importantes como el de Director de la Ópera de la Corte de Viena (Wiener Hofoper), lo que obligó al compositor a renegar de sus raíces judías y convertirse al catolicismo, para poder conservar el puesto. Por esta razón se ganó la hostilidad de la prensa antisemita de la época, pero gracias a su talento y a su visión innovadora en sus producciones de las óperas de Mozart y Wagner, sobre todo, se ganó el reconocimiento y el respeto, llegando a ser considerado uno de los directores más importantes del momento. Cuando cesó su compromiso con el coliseo vienés, aceptó la titularidad del Metropolitano de Nueva York (Metropolitan Opera House), compaginando este cargo con la regencia de la Filarmónica de la misma ciudad hasta el día de su muerte.

Como compositor y tal vez por el hecho de darse a conocer como director de ópera, resulta paradójico que no produjera ni una sola obra de carácter operístico, salvo su obra de juventud Herzog Ernst von Schwaven (El Duque Ernesto de Suabia) de la que no se conservan ni el libreto ni la música. Esta fue la manera de expresar sus sentimientos por la muerte de su hermano Ernesto. Así pues, centró su interés en el Lied y en la sinfonía.

Las sinfonías segunda, tercera, cuarta y octava y Das Lied von der Erde (La canción de la tierra), están concebidas bajo el prisma de ambos géneros. El contenido de su música resulta de una heterogeneidad abrumadora, en la que nos podemos encontrar cualquier material aprovechable, sin tener en cuenta si se trata de fragmentos originales o procedentes de otras obras y estilos. En Mahler la sinfonía va mas allá de los cánones y conceptos establecidos en la que el compositor se presenta como un “creador de mundos sonoros con todos los medios posibles”, como él mismo afirmaba. Podemos decir que para él componer era en parte como una forma de reciclar el material para darle una nueva función en el marco de una nueva concepción. Esto dio lugar a obras de unas proporciones inmensas, llenas de melodías populares, marchas, fanfarrias militares y de un uso particular de la armonía, introduciendo una visión muy personal del acorde, el cual se ve despojado de su condición de función estructural para convertirse en un medio de expresión en sí mismo, mediante su cromatización, que a la vez hereda de las obras de Richard Wagner como el “Tristán e Isolda”. Estos aspectos, así como un uso permanente de la disonancia, más el alejamiento de su música de cualquier aspecto que pudiera recordar el concepto clásico de orden en una sinfonía, hizo que su trabajo como compositor se viera alejado e incomprendido por un sector muy amplio de la crítica y público. No obstante, resultó ser el paradigma de las nuevas generaciones de compositores, como los que representaban a la Segunda Escuela de Viena, con Arnold Schoenberg a la cabeza, quien le dedicaría su “Tratado de Armonía” y sus discípulos Anton Webern y Alban Berg.

Su obra se extiende en un ciclo de 10 sinfonías, aunque esta última quedó esbozada pero inconclusa, algunas obras de juventud, como el cuarteto con piano y varios ciclos de Lieder que presentó en diferentes versiones. Estos son los siguientes:

Lieder eines fahrenden Gesellen (“Canciones de un compañero de viaje”), Des Knaben Wunderhorn (“El cuerno mágico de la juventud”), sobre canciones populares alemanas, Kindertotenlieder (“Canciones a los niños muertos”) y los Rückert-Lieder, sobre textos del poeta alemán Friedrich Rückert en ambos casos y la cantata Das Klagende Lied (“La canción del lamento”).

La música de Mahler ha sufrido periodos de ostracismo por culpa en parte a su carácter innovador y en gran medida por la llegada del nazismo a Europa y particularmente a Austria y Alemania, que la tachó de “degenerada”. La condición de judío del autor, también ayudó a que esto fuera posible. No obstante, a pesar de esta circunstancia, Mahler años antes mostraba una actitud visionaria vaticinando que su música algún día estaría en el lugar que le corresponde, haciendo la siguiente afirmación: “Mein Zeit wird kommen” (mi época está por llegar) y así ha sido, ya que años más tarde y gracias al apoyo de varias generaciones de directores de orquesta, paulatinamente ha ido accediendo al puesto más alto, siendo programada en la actualidad de manera casi obligada en prácticamente la totalidad de las orquestas del Mundo. Entre estos directores se encuentran Bruno Walter, Otto Klemperer y posteriormente Bernand Haitink, Leonard Berstein, Michael Tilson Thomas, Claudio Abbado, Zubin Metha y Daniel Barenboim, por nombrar algunos.

Victor Morales
Director de orquesta

Si deseas seguir leyendo la versión íntegra del artículo, AQUÍ.

Victor Morales también escribió De orquestas sinfónicas juveniles.

Bibliografía sobre Gustav Mahler.

La Grange, Henry-Louis de (1995). Gustav Mahler Volume 2: Vienna: The Years of Challenge (1897–1904). Oxford, Reino Unido: Oxford University Press. ISBN 0-19-315159-6.

La Grange, Henry-Louis de (2000). Gustav Mahler Volume 3: Vienna: Triumph and Disillusion (1904–1907). Oxford, Reino Unido: Oxford University Press. ISBN 0-19-315160-X.

La Grange, Henry-Louis de (2007). Gustav Mahler Volume 4: A New Life Cut Short (1907–1911). Oxford, Reino Unido: Oxford University Press. ISBN 0-19-816387-8.

Cooke, Deryck (1980). Faber Music. ed. Gustav Mahler: An Introduction to his Music. Londres

Mahler, Alma (1978). Gustav Mahler: Recuerdos y cartas. Taurus. ISBN 84-306-1157-6

Lebrecht, Norman (2011). Alianza. ed. ¿Por qué Mahler?. Cómo un hombre y diez sinfonías cambiaron el mundo. Madrid. ISBN 878-84-206-5121-7.

José Luis Pérez de Arteaga, Mahler. Madrid: Editorial Antonio Machado Libros, 2007, 2.ª ed. renovada y ampliada con numerosos e importantes datos adicionales. ISBN 84-7774-443-6

Cuando el Yo importó

(Basado en el texto Self Comes to Mind que el neurocientífico Antonio Damasio escribió para Bruce Adolphe y Yo-Yo Ma. Imágenes de Hanna Damasio.)

Cuando el cerebro en el cuerpo primeramente floreció

Imagen de escáner cerebral por Hanna Damasio

I Cuando el cerebro primeramente en el cuerpo floreció

Silenciosa, primeramente, floreció la mente.
Nadie sabe cuándo,
aunque dónde sí sabemos:
en los sesos, en un cuerpo.

De imágenes calladas
silenciosa cada mente floreció
de esos mapas mentales,
de su propio cuerpo
reposado y semoviente,
de imágenes de olor y de sabor,
y de tacto y de sonidos y de vistas.

Pero todos ignoraban que la mente existía
más aún los seres en los cuales
esas mentes emergieron.
Sigilosas e imperceptibles,
las mentes vida cobraron.

A florecer una vez que las mentes comenzaron,
ya nada igual volvió a ser.
Pero ¿quién supo que cambiado el universo había?
Nadie. Conocido ser aún nada podía.

Imagen de escáner cerebral por Hanna Damasio

Imagen de escáner cerebral por Hanna Damasio

II Cuando el Yo importó

Al principio el conocer,
floreció tan en silencio
como primeramente la mente lo hiciera.
El conocer del mismo secreto surgió—
de la creación de imágenes—.
De su propio organismo
cada mente un retrato compuso
de cuerpo adentro con imágenes,
esos mapas mentales.

En derredor el organismo se movía y también sentía,
aunque la mente un protagonista ya tenía —
del organismo, en el centro de la acción, el retrato—
y entonces de lo que le ocurría
la mente la historia ya contar podía.

Aquella historia primigenia
palabras no tenía,
solo imágenes.
Imágenes del cuerpo en sentimientos convertidas
e imágenes de cosas al cuerpo sucedidas.
El sonido y la vista y el tacto son cosas que al cuerpo le suceden.
Las imágenes que el cuerpo experimentaba
se atribuyeron a las imágenes de lo que el cuerpo era.

Y la mente creó
un yo sin palabras:
el yo era, el yo estaba.
Así el yo importó,
y cuando lo hizo,
parte de la mente sabía
que el resto ya existía.
O eso parecía.

Eternamente ciega, la naturaleza,
como por arte de magia,
un aprendiz había engendrado.

Al principio,
la mente consciente era huraña,
pues solo cosas simples notaba
dentro y fuera de los límites del cuerpo.
Pero vivo e intenso en los humanos
fue el florecimiento.
Grabar aquello que notaba la mente podía
y lo grabado recordar.
Y no solo el pasado, no solo el ahora—
el futuro imaginarse podía y una vez imaginado grabarse.
La pérdida podía ser prevista e igualmente la ganancia,
por no hablar de la esperanza.

De sus simples comienzos, la mente consciente
de su existencia parte reveló.
Pero entonces causa común hicieron
las mentes humanas conscientes,
y de gestos y música lenguas inventaron,
de palabras y de números,
y de la revelación parcial surgió el descubrimiento.
La mente emergió a la luz.

Días gloriosos aquellos fueron.

Imagen de escáner cerebral por Hanna Damasio

Imagen de escáner cerebral por Hanna Damasio

III El descubrimiento

Lo que las mentes humanas conscientes primero descubrieron
fue que drama la existencia era.
Si no hubiera habido conocimiento, ningún drama tampoco habría.
La consciencia había revelado la alegría
pero el precio fue alto—
ahora la mente sabía del dolor
y también del placer inalcanzable.
De no ser por la mente consciente
de no ser por conocer,
ninguna dicha habría habido
ni ningún sufrimiento, solo una mente inexplorada.

Pero el drama no es necesariamente tragedia
ni tampoco de la historia el final este es.

Cuando la amargura ya no pudo esconderse
los aprendices se rebelaron contra el brujo.
Utilizando el conocimiento para transformar la existencia,
desafiantes ante el sufrimiento respondieron.
Eternamente ciega, no le importó a la naturaleza
que parte de ella dar forma a su futuro quisiera.

Y sin importarle sigue.
Nos permite rebelarnos contra la indiferencia.
Voz y voto tenemos.

El drama no es necesariamente tragedia,
ni tampoco de la historia el final este es.

Michael Thallium
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La 11.ª Coachtulia: ¿Inteligencia emocional y coaching?

Ayer, viernes 9 de diciembre de 2011, en la sala La Cacharrería del Ateneo de Madrid, tuvimos la 11.ª Coachtulia (coaching + tertulia). El tema de debate fue “¿Inteligencia emocional y coaching?”. Para la ocasión, contamos con la aportación de Carmen Cayuela, coach PCC, mentora de coaching y especialista en inteligencia emocional. Durante la coachtulia abordamos el asunto de la falta de inteligencia emocional en las empresas. El mundo empresarial aún está muy “racionalizado” y el enfoque del coaching con inteligencia emocional es una aportación valiosa para dar el paso de la eficacia a la eficiencia en las empresas.

De pie: Paco Torres, Carmen Cayuela, Carla Franco y Ana Arribas. Sentados: Michael Thallium, Rosa García-Zarcos y Edith.

De pie: Paco Torres, Carmen Cayuela, Carla Franco y Ana Arribas. Sentados: Michael Thallium, Rosa García-Zarcos y Edith.

Como dice Carmen Cayuela: “Pascal dijo que el corazón tiene razones que la razón no entiende… y yo añado que la razón tiene razones que el corazón no sigue.” La próxima coachtulia, la número 12 tendrá lugar el viernes 13 de enero de 2012 en el Ateneo de Madrid. ¡Nos vemos el año que viene!

Michael Thallium
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De Freddie Mercury y el origen de mi nombre

freddie-mercury-biopicHoy es un día especial. Seré muy breve. Hoy hace 20 años que falleció Freddie Mercury y hoy coincide también con un día muy señalado en los EE.UU., el día de acción de gracias, ese día en que uno se reúne con la familia para dar gracias. Pues bien, quiero aprovechar esta ocasión para contar el origen de mi nombre. Recuerdo que al poco de fallecer Freddie Mercury, estaba yo en una clase de química y tenía en mis manos una tabla periódica en latín. Sabido es que el nombre de pila de Freddie era Farrokh Bulsara, pero que él eligió Freddie Mercury como nombre artístico y así fue como se le conoció en el mundo entero. Pues bien, reflexionando sobre esto, durante la clase de química de marras, al mirar el nombre de los elementos químicos, pensé: “Aurum (oro), Mercurium (mercurio), Thallium (talio)…. Hmmm, Freddie Mercury… ¡Michael Thallium!” Ese fue mi pseudónimo que, tras algunos años, se acuñó como mi nombre profesional. Y quiero aprovechar el 20º Aniversario para dar gracias al cantante que escuché durante mi adolescencia y que, de algún modo, forma parte de mí ahora. Del Sr. Thallium al Sr. Mercury: ¡Muchas gracias!

Michael Thallium
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Mundializarse a lo grande

Michael ThalliumSí, ya sé, ya sé. Muchas personas en el mundo ven en la mundialización una amenaza, pero no yo, lo siento. Creo que por primera vez en la Historia tenemos al alcance de la mano la oportunidad de mundializarnos y ser grandes. Cada vez más personas tienen acceso a las redes sociales tales como Facebook, Twitter, Google + (y estoy convencido de que aparecerán muchas otras más en los años venideros). Son grandes instrumentos. Es verdad que cualquier instrumento puede utilizarse para hacer el bien o el mal, pero ¿qué pasa si los utilizamos para hacernos grandes? Aquí es donde entra en juego la pasión.

Tienes que sentir pasión por quien eres y por lo que haces, porque cuando así procedes, los demás te verán esa pasión en la cara y ¡eso es contagioso! A veces no nos damos cuenta de lo alentadoras o desalentadoras que nuestras palabras y acciones pueden llegar a ser. Así que decidí tocar mi “instrumento” de forma alentadora antes que desalentadora. Y ese instrumento es mi “voz”, aunque esa voz mía no es solo un sonido. Mi voz es el modo en que hablo, en que me muevo, en que siento, en que pienso y, sobre todo, en que me relaciono con los demás. Es el modo en que ahora estoy relacionándome con tu voz.

Sin embargo, me llevó tiempo darme cuenta de cuál es mi voz -me atrevo a decir que sigo afinándola- y también tuve dudas en el camino. Tuve que luchar con algunos bloqueos y creencias personales que me impedían desarrollar esa voz. Después de viajar y trabajar por el mundo, decidí hacer algo que integrase cuatro de mis pasiones en la vida: la comunicación (pasión por las personas), los idiomas (pasión por las palabras), la música (pasión por los sonidos) y la mundialización (pasión por la cultura). El resultado de ello fue hacerme coach mundial y de la grandeza (Global & Greatness Coach). Ese era mi sueño: tener una voz mundial para soplar las brasas de la grandeza en los fuegos interiores de la gente. Leonardo Wolk, un coach argentino que, como él dice, siempre ha sentido pasión por aprender y vocación por enseñar, explica esta bella metáfora con maestría en su fantástico libro titulado “Coaching: El arte de soplar brasas”: “un coach es un soplador de brasas…” Todos llevamos un fuego interior. No necesitamos que alguien nos traiga la leña o el combustible para arder. La mayoría de las veces tan solo necesitamos ese soplo que reavive nuestras llamas.

Por esta razón, considero que es muy enriquecedor llegar a conocer a “grandes” personas y rodearte de ellas y difundir su grandeza. A veces puede que tan solo se trate de un libro. ¡Algo tan simple como eso! Permíteme que ponga un ejemplo. Hará como un año y medio, terminé de leer un estupendo libro de Oliver Sacks titulado”Musicofilia“. Esta lectura me llevó a aprender, entre otras cosas, sobre Clive Wearing -el hombre sin memoria-, sobre Bianca Saez -una niña que padecía uno de los peores casos del síndrome de Tourette y felizmente recuperada tras una cirugía de estimulación cerebral profunda- sobre los “savant” y Rex Lewis Clack -un niño autista sobre el que la música surte un efecto transformador-. Recuerdo que viendo en Youtube uno de los vídeos sobre Rex, en una de las escenas aparecía una niña ciega. Su pasión por la música y grandeza me cautivaron inmediatamente y decidí ponerme en contacto con ella… y lo conseguí gracias a Internet y a las redes sociales, que me posibilitaron mundializarme en busca de la grandeza. Esa niña no es otra que Rachel Flowers, y un año y medio más tarde, iré a los EE.UU. para su 18º cumpleaños y pasaré las Navidades con su familia este año. No está mal para solo haber leído un libro, ¿no? (por no mencionar todos los nuevos amigos que hice en el camino).

Otro ejemplo. Hace un par de días, terminé de leer “Elogio de la imperfección”, un gran libro de la neurocientífica Rita Levy-Montalcini en el que muestra su pasión por la ciencia y su perseverancia en la investigación del NGF (factor de crecimiento nervioso) -le dieron el premio Nobel de medicina junto a Stanley Cohen en 1986-. En caso de que jamás hayas oído hablar de Rita, permíteme contarte que nació en 1909 y que aún sigue viva. Haz tus propios cálculos: ¡ahora tiene 103 años! Lo que resulta fascinante de ella es que, a pesar de su avanzada edad, sigue siendo una apasionada activista de los derechos de las mujeres en el mundo. Rita dice que la saga del NGF -todos esos altibajos a lo largo de los años de investigación- demuestra que la imperfección, y no la perfección, es la base del humano obrar. Y yo añado: ¡no necesitas ser perfecto para ser grande! “A los jóvenes les digo: no penséis en vosotros mismos, pensad en los demás. Pensad en el futuro que os aguarda, pensad en lo que podéis hacer y no temáis nada. No temáis las dificultades: yo he pasado muchas dificultades en el pasado y las superé sin temor, con total indiferencia hacia mí misma. Esta cita de Rita la puse en mi muro de Facebook. Ignoro si tendré tiempo de conocerla en persona antes de que fallezca, pero por el momento su libro me sirvió para hilar los puntos. Hace dos semanas, tuve la oportunidad de pasar un par de días con Lou Marinoff durante la presentación de su libro “El poder del Tao” en Madrid. Cenando con él, mantuvimos una conversación sobre la conciencia y el cerebro. Entonces yo saqué a relucir los descubrimientos de Rita Levy Montalcini y Lou me dijo que le enviara por correo más información al respecto. Seguidamente, mencionó que acababa de escribir un libro junto con Daisaku Ikeda y… ¡eureka! Para abreviar: soy amigo de la autora y coach estadounidense Jennifer Sertl y, por medio de ella, conocí a Amit Nagpal, cuyo mentor es, adivínalo… Daisaku Ikeda. Así que conecté Italia (Rita), Canadá (Lou), EE.UU. (Jennifer), India (Amit), Japón (Daisaku) y España (yo). ¿No es eso mundial y grande?

Te sugiero que hagas un experimento, por ejemplo. No leas, veas o escuches las noticias durante un tiempo. (Al fin y al cabo, las noticias no dejan de ser una creación subjetiva de otros seres humanos como tú y yo y, en muchas ocasiones, son desalentadoras. Es otro tipo de voz que te cuenta lo que hoy es importante para ti, para tu pueblo o ciudad, tu país, tu continente, para el mundo). En su lugar, haz que tu voz sea la noticia de hoy. No estoy diciendo que no hagas caso de lo que ocurre alrededor de ti -créeme, la Tierra seguirá girando si no lees las noticias-. Lo que digo es que puedes influir en lo que te ocurre a ti y a los demás desde el mismo momento en que tomas consciencia de que tu voz es la noticia hoy. Y esto puede que incluso mejore tus relaciones. Recuerda que si quieres saber lo que dicen los medios de comunicación, no tienes más que preguntarles a quienes te rodean. Ellos te lo contarán. Preguntando a otros, tendrás la gran oportunidad de conocer gente nueva. Encuentra tu pasión, sé grande, mundialízate.
¿Estás listo para dejar que tu voz apasionada sea la noticia contagiosa de hoy en el mundo?

Michael Thallium
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Ascender de lo bueno a lo grande

(artículo originalmente escrito en inglés por el Dr Amit Nagpal)

La pasión nos hace grandes.

Albert Einstein dice: “todos somos genios, pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar a los árboles, este vivirá toda su vida creyendo que es tonto”. Pero muchos de nosotros dudaremos de nuestro genio interior y, si todos somos genios, se preguntarán: ¿por qué solo unas pocas personas tienen éxito?

Amit Nagpal es especialista en marca personal con enfoque holístico y tiene un blog de mantras para el éxito titulado The Joys of Teaching

El Dr Amit Nagpal es un consultor y coach especialista en marca personal con enfoque holístico, especialmente en el espacio digital, y tiene un blog de mantras para el éxito sostenible titulado "The Joys of Teaching" (leído en más de 100 países). Amit Nagpal es mentor de liderazgo para IAYSCP (International Association of Young Supply Chain Professionals), EE.UU. y también es miembro del Global Mentoring Committee for Entrepreneurship Incubation, 3E Innovative Foundation, Delhi NCR, India.

La respuesta es muy sencilla: la mayoría de nosotros pasamos o, mejor dicho, desperdiciamos nuestras vidas porque fallamos en descubrir nuestra más profunda pasión o propósito de vida. Ayer estuve hablando con una amigo mío, Deepak Goel, y me cito algo que me emocionó: “¿tienes una profesión que está de moda o una profesión que es tu pasión?”

El éxito viene de la perseverancia y la perseverancia requiere de gran energía. La gran energía y la dedicación solo puede provenir de la pasión. Así que, dicho llanamente, es solo la pasión la que nos hace grandes y la que hace de nuestro trabajo una fuente de alegría.

Muchos de vosotros os estaréis preguntando por qué solo muy pocas personas son capaces de descrubrir su pasión más profunda. El bloqueo mental que la mayoría de nosotros tenemos es que algunas personas nacen con suerte. Sin embargo, muy pocas personas nos damos cuenta de que podemos escribir nuestros propios destinos y crear suerte en nuestras vidas. Voy a poner un sencillo ejemplo de entrenamiento de comando. El principal instrumento que se utiliza en el entrenamiento de comandos es el de romper las barreras mentales y las creencias. Cuando el comando que se entrena dice “puedo saltar un máximo de 2 metros”, el entrenador le responde “no, tú puedes saltar 4,5 mentros”. Después de eso, se le entrena para hacerlo. Pero el entrenamiento también es posible si estamos preparados para romper nuestras barreras mentales. Una vez comenté en Facebook: “La gente está ocupada construyendo; yo estoy ocupado destruyendo un bloqueo mental tras otro”.

La pasión es el comienzo, te inspira para innovar y crea un deseo de desarrollar el talento, el conocimiento o habilidades y de asumir los riesgos necesarios. La pasión atrae a la gente, circunstancias y recursos correctos para ti, de la misma forma que un imán atrae el hierro. La pasión por tu trabajo te llena la cara con energía carismática e incluso puede hacerte parecer una persona bella y lustrosa.

Unos pocos momentos de la vida vividos con pasión son más dulces que años de vida monótona y gris. Tenemos muchas pasiones en la vida o muchas aficiones que nos apasionan, pero lleva tiempo descubrir nuestra verdadera pasión. Algunas personas tienen la suerte o dicha de descubrir su pasión de repente, pero cada ser humano puede descubrir su pasión más profunda siempre que haya un deseo ardiente. Las personas disciplinadas y con un alto coeficiente intelectual pueden leer libros, navegar por internet y ascender de lo bueno a lo grande. Pero la mayoría de nosotros necesitamos un coach o mentor para motivarnos y guiarnos en nuestro viaje. El coach puede ser nuestro jefe, padre o madre, coach profesional, etc.

Yo siento pasión por los viajes y por conocer a gente nueva, jugar al ajedrez, enseñar, formar, hacer coaching, gestionar marcas, por la espiritualidad, habilidades vitales y por la gente inspiradora. Ahora bien, no podría haber perseguido todas mis pasiones para ganarme la vida. Así que, despues de una larga reflexión y guía, encontré que mi verdadera pasión reside en inspirar a la gente para que logre su mayor potencial (que yo podría hacer mediante el coaching, la escritura, la formación o, en ocasiones, sencillamente con una conversación).

Cuando hayas encontrado tu verdadera pasión, te sumergirás en el trabajo, perderás la noción del mundo y del tiempo y lo que resulte de tal trabajo será de primera clase mundial y sobresaliente. Uno de mis estudiantes escribió algo parecido en Facebook y era tan esclarecedor: “Para vivir una vida que merezca la pena, uno no necesita saber lo que el mundo necesita… uno necesita saber esa única cosa que te hacer sentir vivo y te pones a hacerlo. Encontrarás la respuesta a lo que el mundo necesita, es decir, necesita gente que se siente viva”.

La pasión es una emoción poderosa, puede hacerte olvidar el mundo mientras que puede que hasta encuentres a Dios en el trabajo, y puede que te pierdas de la misma forma cuando la persona que quieres te besa. Si la pasión del amor transporta al cuerpo al éxtasis o al orgasmo, la pasión por tu trabajo te transportará al orgasmo del éxito, el orgasmo de tu potencial y te hará ascender de lo bueno a lo grande.

¿Saltó la chispa o ya has comenzado a arder?

Amit Nagpal
The Joys of Teaching
(Adaptación al español por Michael Thallium)

La 10.ª Coachtulia: sobre la bondad en el coaching

El pasado viernes 11 de noviembre de 2011 (11/11/11), en el Ateneo de Madrid, celebramos la 10.ª Coachtulia (coaching + tertulia). Y cuando decimos que “celebramos” es porque cumplimos el primer aniversario desde que empezamos en noviembre de 2010. En esta ocasión el tema fue “Sobre la bondad en el coaching” y también pudimos contar con la participación en la distancia de Jennifer Sertl, desde Estados Unidos, quien grabó un amable mensaje para la ocasión. Quienes asistimos lo celebramos con buena conversación, “buchito” de cava y unas tejas de almendra y naranja.

10ª Coachtulia

La próxima coachtulia, la número 11 tendrá lugar el próximo viérnes 9 de diciembre de 2011 de 18:30 a 20:00 en el Ateneo de Madrid. ¡Nos vemos! Para quienes no pudisteis asistir, os dejo con el mensaje de Jennifer:

Michael Thallium
Global & Greatness Coach
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